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jueves, octubre 23, 2025
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Espert renunció tras el escándalo de los US$200 mil: nueva mancha de corrupción en La Libertad Avanza

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El economista abandonó su candidatura a diputado por Buenos Aires después de que se revelara un pago millonario de una minera guatemalteca vinculada al narcotráfico. El caso expone las contradicciones de un espacio político que llegó al poder prometiendo transparencia y «casta cero».

La candidatura de José Luis Espert terminó como empezó: entre escándalos y señalamientos. Este domingo, el economista y figura de La Libertad Avanza oficializó su renuncia como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, después de días de un escándalo que dejó al descubierto vínculos con dineros sospechosos y una red de negocios turbios.

El detonante fue la revelación de un pago de US$200 mil que Espert recibió en 2020 de una empresa minera guatemalteca ligada a «Fred» Machado, un empresario sospechado de narcotráfico. La noticia destapó una operación de asesoramiento poco clara y puso en jaque la narrativa anticorrupción que el oficialismo libertario había construido desde su llegada al poder.

«El que las hace las paga»

Durante años, La Libertad Avanza se presentó como la alternativa «pura» frente a la política tradicional. Javier Milei y sus aliados, entre ellos Espert, construyeron su capital político atacando a la «casta» y prometiendo transparencia absoluta. Sin embargo, el caso Espert demuestra que las prácticas cuestionables no respetan banderas partidarias.

El pago millonario desde Guatemala, un país con serios problemas de narcotráfico y corrupción institucional, genera preguntas incómodas: ¿Qué servicios prestó Espert para recibir ese dinero? ¿Por qué aceptó honorarios de una empresa vinculada a un sospechoso de narcotráfico? ¿Cuántos otros dirigentes libertarios tienen negocios similares en la sombra?.

En su comunicado de renuncia, Espert no asumió ninguna responsabilidad. En cambio, se presentó como víctima de una «operación claramente orquestada» y de un «despiadado juicio mediático». Prometió demostrar su inocencia ante la Justicia, pero no explicó las circunstancias del pago ni los vínculos con Machado.

Esta estrategia de victimización es recurrente en La Libertad Avanza. Cada vez que surgen cuestionamientos, la respuesta es la misma: denunciar una «campaña de difamación» y atacar a los críticos. En este caso, Espert señaló directamente a Juan Grabois, intentando convertir el escándalo en una batalla política en lugar de responder las preguntas de fondo.

El reemplazo: más casta.

Para reemplazar a Espert, La Libertad Avanza echó mano de Diego Santilli, diputado del PRO y ex vicejefe de Gobierno porteño. La elección no es casual: ante la crisis de credibilidad, el oficialismo recurre a un político profesional del establishment que tanto criticaron.

La ironía es evidente. El espacio que prometió romper con «la casta» ahora depende de figuras del macrismo para sostener sus listas electorales. La alianza entre Milei y el PRO, que en un principio parecía táctica, cada vez se muestra más como una necesidad estructural para un gobierno sin cuadros propios confiables.

A 20 de las elecciones La Libertad Avanza debe reeimprimir las boletas, que en esta oportunidad es Bolete Única, por lo que LLA debería asumir el costo de 12 millones de dólares. En un gobierno que sostiene que «No hay plata» ¿cómo asumirá semejante gastos?.

Diego Santilli, diputado nacional del PRO.
Diego Santilli Diputado Nacional del Pro

Un patrón que se repite

El caso Espert no es un hecho aislado en el universo libertario. Desde que asumió, el gobierno de Milei ha protagonizado múltiples escándalos de corrupción y nepotismo:

  • La designación de familiares y amigos en cargos clave del Estado
  • Contratos direccionados a empresas cercanas al entorno presidencial
  • Nombramientos cuestionados en organismos de control
  • Falta de transparencia en decisiones económicas que benefician a sectores específicos
  • Estafas promocionando criptomonedas
  • Escándalos por cobros de cimas en medicamentos para discapacitados

Cada uno de estos episodios contradice el discurso fundacional de La Libertad Avanza. Lo que se vendió como una «revolución libertaria» contra la corrupción se parece cada vez más a las viejas prácticas que decían combatir.

Tan preocupante como el escándalo Espert es el silencio de gran parte del espacio libertario. Pocos dirigentes del oficialismo se animaron a cuestionar públicamente lo ocurrido. La mayoría optó por el silencio o por repetir la narrativa de la «operación de prensa».

Este silencio es funcional a la impunidad. Si un dirigente de primer nivel puede recibir pagos millonarios de fuentes dudosas sin que su propio espacio político lo cuestione, el mensaje es claro: la «transparencia» era solo un eslogan de campaña.

¿Qué viene ahora?

Espert prometió demostrar su inocencia en la Justicia. Habrá que ver si cumple esa promesa o si el caso termina archivado, como tantos otros escándalos de corrupción en Argentina. Mientras tanto, La Libertad Avanza intentará pasar de página rápidamente, minimizar el daño electoral y seguir adelante con un discurso que cada día pierde más credibilidad.

El caso Espert deja una lección clara: cambiar los nombres en los cargos no alcanza para terminar con la corrupción. Sin controles institucionales, transparencia real y autocrítica, los vicios del sistema se reproducen independientemente de quién gobierne.

La pregunta que queda flotando es incómoda pero necesaria: si esta es la «nueva política» que propone La Libertad Avanza, ¿en qué se diferencia de la vieja?

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