Un avión contratado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. (ICE) aterrizó esta madrugada en Ezeiza con siete argentinos deportados. La política de «tolerancia cero» ha impulsado la expulsión de cerca de 50 ciudadanos argentinos desde junio, afectando incluso a quienes llevan años radicados legalmente en Estados Unidos, generando rechazo entre familias y comunidades.
Un avión contratado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) arribó esta madrugada al aeropuerto internacional de Ezeiza con siete ciudadanos argentinos deportados. Se trata del cuarto vuelo en el marco de la avanzada antimigratoria impulsada por la administración de Donald Trump, que aplica la política de «tolerancia cero» contra personas que ingresan o permanecen irregularmente en el país.
El Airbus A320-214 de la compañía GlobalX aterrizó cerca de la 1:00 hora local, en un operativo llevado a cabo con extremo hermetismo, al igual que en los tres vuelos anteriores. Los argentinos deportados, cuyos motivos van desde el vencimiento de visas hasta la comisión de delitos, fueron esperados por sus familiares en Ezeiza.

Entre los deportados de este último vuelo hay casos vinculados a explotación sexual y conducción bajo influencia del alcohol, aunque los familiares denunciaron que la medida afecta de manera indiscriminada. Tal es el caso de una mujer que residía en Florida desde hace 25 años y trabajaba como mesera. Según su hermana, estuvo detenida cuatro meses antes de ser expulsada, con escaso contacto con su familia.
En septiembre, otro vuelo similar arribó con diez argentinos, tras hacer escalas en Colombia y Brasil para dejar pasajeros deportados. Entre ellos, Mario Luciano Robles, detenido en Texas por cruzar desde México, aseguró que “no somos criminales, solo vamos por el ‘sueño americano’”. También está Maximiliano García, quien contaba con permiso legal para trabajar hasta 2030, pero fue detenido al intentar ajustar su situación migratoria debido a que su hija cumplió 21 años y podía gestionar su residencia.

Desde junio, cerca de 50 argentinos han sido expulsados de Estados Unidos bajo la política que busca controlar el flujo migratorio y sancionar violaciones a las leyes migratorias. La Embajada estadounidense en Argentina recordó que se monitorea de manera continua a los titulares de visas y que el incumplimiento puede derivar en la revocación y deportación.
Las familias separadas lamentan la ruptura de sus vínculos y denuncian un trato que consideran injusto y arbitrario. Esta situación genera preocupación y rechazo en distintos sectores sociales y políticos en Argentina.




