La multinacional sueca de rodamientos pondrá fin a su producción local y se reconvertirá en importadora desde Brasil. El sindicato metalúrgico culpó a la apertura de importaciones del gobierno de Milei, mientras la empresa habló de «reestructuración global» para mantener competitividad.
La multinacional sueca SKF confirmó el cierre de su histórica fábrica en Tortuguitas, provincia de Buenos Aires, una decisión que implica el despido de 145 trabajadores y marca el fin de más de medio siglo de producción local de rodamientos. La empresa, que llegó a Argentina en 1917 y comenzó su fabricación en el país en 1972, se reconvertirá en importadora de sus propios productos, que ahora traerá desde Brasil. La medida se enmarca en la política de apertura de importaciones impulsada por el gobierno de Javier Milei.
El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, cuestionó duramente la decisión: «Mientras el mundo cuida su producción, Argentina abre sus puertas a todo lo importado. SKF se va a reconvertir en importadora y perdemos puestos de trabajo». La compañía, por su parte, atribuyó el cierre a una «reestructuración global» orientada a «asegurar nuestra competitividad» en el mercado internacional.
SKF no era una fábrica más: con 650 empleados distribuidos en dos plantas (Tortuguitas y Rosario), la compañía era un proveedor clave para la industria y el mercado automotriz argentino. Su catálogo abarcaba desde rodamientos de alta precisión, sellos y sistemas de lubricación hasta kits de distribución, bombas de agua y juntas homocinéticas. La empresa atendía sectores estratégicos como la industria automotriz, aeroespacial, energías renovables y naval. En 2015 había inaugurado un moderno edificio corporativo y un Centro de Soluciones en Tortuguitas.
El cierre se produce en medio de una crisis profunda del sector industrial. Según la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA), la producción cayó 5,2% interanual en septiembre y las importaciones alcanzaron «porcentajes históricos récord». Un obrero de la firma difundió una carta donde sostiene que la empresa no atraviesa una crisis económica —facturó 9.300 millones de dólares en 2024— sino que aplica «una política deliberada de ajuste patronal y reconversión industrial» para trasladar operaciones a países con menores costos laborales.
Con más de un siglo de presencia en Argentina, el cierre de SKF simboliza el desafío que enfrenta la industria manufacturera local en un contexto de competencia internacional y apertura comercial. La salida de una empresa histórica que supo invertir y modernizar sus instalaciones genera interrogantes sobre el futuro del entramado productivo nacional y la sostenibilidad del empleo industrial en el mediano plazo.




