Con una mezcla de historia real, drama familiar y el sello de Steven Knight, La casa Guinness llegó a Netflix casi en silencio, pero ya se perfila como una de las series más atrapantes del año.
El pasado 25 de septiembre de 2025 llegó a Netflix una producción que promete ser una de las joyas del año: La casa Guinness. Sin demasiada promoción y casi en silencio, la serie desembarcó en Argentina con un relato atrapante que combina rigor histórico, drama familiar y el magnetismo de una de las marcas más icónicas del mundo.
Creada por Steven Knight, el mismo detrás de Peaky Blinders, la ficción narra la historia de la familia Guinness, dinastía responsable no solo de la cerveza negra más reconocida de Irlanda, sino también de un fuerte peso político en el siglo XIX. La serie parte de un hecho clave: la muerte de Sir Benjamin Guinness, patriarca de la familia, y el reparto de su herencia entre sus cuatro hijos —Arthur, Edward, Anne y Ben—, en un contexto donde poder, secretos y ambiciones definen cada decisión.
Algunos críticos ya la señalan como “la mejor serie del año en la plataforma”. Y no es para menos: la producción mezcla impecablemente rigor histórico con la ficción dramática. Incluso, varias comparaciones la acercan a Succession, por esa tensión entre los herederos de un imperio que tambalea tras la ausencia del padre.
La construcción del guion tiene además un plus de legitimidad: la colaboración de Ivana Lowell, descendiente de la familia Guinness, que aportó relatos inéditos y la esencia misma del clan para nutrir a los personajes.
Con escenarios que oscilan entre Dublín y Nueva York del siglo XIX, y una ambientación cuidada al detalle, La casa Guinness no solo cuenta la historia de una familia, sino también la de una época, donde tradición, poder y ambición se entrelazan en una narrativa tan real como fascinante.





