La Pastoral Social emitió un duro comunicado contra el proyecto que busca prohibir naranjitas y limpiavidrios. Advirtió que se trata de un debate «entre gallos y medianoche» y reclamó diálogo con todos los sectores involucrados antes de legislar.
La Iglesia de Córdoba se pronunció con dureza contra el proyecto de ley que busca modificar el Código de Convivencia y que será debatido en la Legislatura Unicameral. A través de un comunicado difundido por la Pastoral Social, la institución cuestionó el momento y la forma en que se impulsa esta iniciativa que prohibiría la actividad de «naranjitas» y «limpiavidrios«. «Buscando superar la mala costumbre del ‘entre gallos y medianoche’ queremos compartir una reflexión», comienza el texto, que reclama «diálogo y participación de todos los sectores involucrados».
El documento se pregunta directamente si este es el momento adecuado para tratar el tema, en pleno fin de año, «cuando muchas personas están cerrando etapas, con el peso de todo lo transcurrido en un año difícil». La Iglesia advirtió que «el apuro con que se ha planteado este debate no se corresponde con la gravedad de la problemática» y reclamó generar «espacios reales de escucha» antes de legislar. Para la institución, estas cuestiones «afectan a tantas personas» y requieren buscar «verdadera y sabiamente el bien común».
El comunicado reconoce que existen «excesos, extorsiones, delitos y terceros que se benefician» de estas actividades, pero al mismo tiempo sostiene que «para muchísimas personas, ésta es su única forma de subsistencia y realizan su trabajo con responsabilidad y buen trato». A partir de esa realidad, la Pastoral Social plantea una serie de interrogantes: «¿Qué oportunidades les vamos a ofrecer a trabajadores que nadie reconoce? ¿Qué hacemos con quienes hoy trabajan en la calle mientras se capacitan o buscan un empleo digno? ¿No podemos encontrar alternativas ordenadas, basadas en el respeto y la responsabilidad?».
La Iglesia también cuestionó la efectividad de las medidas propuestas y advirtió sobre el riesgo de criminalización. «¿De verdad se cree que quienes se amparan en el trabajo de ‘cuidacoches’ o ‘limpiavidrios’ para cometer delitos o financiar adicciones van a dejar de hacerlo sólo por recibir multas, días de cárcel o trabajos comunitarios?», plantea el texto. Y cuestiona si estas medidas «realmente ayudarán a encauzar las situaciones problemáticas o se las impulsa, simplemente, para tapar el problema».
El arzobispo Ángel Rossi había compartido días atrás una experiencia del papa Juan Pablo II en República Dominicana, donde vio el «muro de la vergüenza» construido para ocultar a los sectores más pobres. La Pastoral Social retomó ese testimonio para advertir que «no se trata de esconder la pobreza, sino de generar trabajo registrado, promover la inclusión y brindar oportunidades reales». El comunicado concluye que
