Una iniciativa del Movimiento Verde Cordobés integra a entre 20 y 25 jóvenes con discapacidad de Los Reartes, Villa Ciudad Parque y Villa General del Grano en la producción de hongos comestibles. El emprendimiento, que funciona en Casa Común con apoyo del Estado provincial, se convirtió en un modelo de inclusión y economía circular que vende su producción antes de llegar al local.
El Proyecto Ubuntu emerge como una propuesta transformadora que combina inclusión social, producción agroecológica y economía circular en el Valle de Paravachasca. Pablo Riveros, militante socioambiental del Movimiento Verde Cordobés, destacó la importancia de esta iniciativa que busca construir una nueva relación con la tierra mientras se promueve el desarrollo integral de jóvenes con discapacidad. El proyecto se desarrolla en Casa Común, un predio de la organización ubicado en Villa Ciudad Parque, reconocido por su enfoque en turismo rural y producción de alimentos agroecológicos.
La propuesta de formación laboral y cooperativa es fruto de una articulación crucial entre el Estado provincial, el gobierno local y el Movimiento Verde Cordobés, contando con un subsidio del Ministerio de Desarrollo Humano. Esta alianza público-comunitaria ha permitido crear un espacio donde jóvenes con discapacidad no solo adquieren capacitación técnica, sino que se convierten en protagonistas de un modelo productivo sustentable que desafía las lógicas tradicionales del mercado.

El corazón del proyecto está en la producción de gírgolas, hongos comestibles de alto valor nutricional que se cultivan siguiendo principios agroecológicos. Entre 20 y 25 jóvenes con discapacidad provenientes de Los Reartes, Villa Ciudad Parque y Villa General del Grano participan activamente en todas las etapas del proceso productivo, desde el cultivo hasta la comercialización. Esta experiencia les permite desarrollar habilidades laborales concretas mientras fortalecen su autonomía y autoestima.
El éxito comercial de Ubuntu superó todas las expectativas iniciales. La gran demanda que han tenido los productos obligó a aumentar significativamente la producción, y actualmente los jóvenes venden las gírgolas directamente a los consumidores sin que muchas veces la mercadería llegue al local de comercialización en el Mercado de la Tierra. Este fenómeno no solo demuestra la calidad del producto, sino también la valoración de la comunidad hacia un emprendimiento que pone la inclusión en el centro de su propuesta.
Más allá de los resultados productivos y económicos, el Proyecto Ubuntu busca contagiar buenas prácticas que integren a personas con diferentes capacidades y promuevan su desarrollo como individuos útiles y valorados en la sociedad. La iniciativa demuestra que es posible construir alternativas económicas sustentables que no solo sean rentables, sino que además generen impacto social positivo, desafiando el sistema liberal predominante y apostando a una economía más humana, inclusiva y respetuosa del ambiente.






