Cordobeses comenzaron a saltear comidas para no gastar

Una familia denunció que sus integrantes dejaron de desayunar, almorzar, merendar o cenar porque no llegan a fin de mes. “En general, comen pan con mate cocido, a las 20, como para engañar el estómago”, se ejemplificó. Los cambios de hábitos.

08/04/2024RedacciónRedacción
Sin Comer
El 44% de los cordobeses no realiza las cuatro comidas.

En el 44 por ciento de las familias cordobesas hay integrantes que ya saltean comidas: el desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena.

Lo dice el informe mensual del Centro de Almaceneros de Córdoba, que también hace foco en el impacto social de las medidas económicas.

 Esto significa que por el ajuste en marcha ya son más los hogares cordobeses que saltean alguna comida en el día porque la plata no les alcanza.

“Un 44% de las familias encuestadas declaró que durante marzo del 2024, también por falta de recursos, algún o algunos miembros integrantes de su hogar dejaron de desayunar, almorzar, merendar o cenar”, asegura el relevamiento de Almaceneros.

 Como publicó Puntal, la Canasta Básica Total alcanzó los $ 871.954, mientras que la Canasta Básica Alimentaria se situó en los $ 525.677, según el informe.

 Es decir que una familia tipo cordobesa para no caer por debajo de la línea de pobreza necesita 872 mil pesos y el mismo grupo familiar, para no ser indigente, requiere 525 mil pesos.

 En diálogo con Puntal, el director general del Centro de Almaceneros, Germán Romero, dijo: “Un 44 por ciento de las familias cordobesas lamentablemente dejó de desayunar, almorzar, merendar o cenar, pero mayormente suprimió la cena reemplazándola por una merienda insuficiente”.

 Y ejemplificó: “Se trata de una infusión más pan, en el horario de 20 a 20.30, de manera tal de patear la cena y engañar el estómago”.

 “En América Latina y en Argentina se mide la indigencia por ingreso. Hoy la línea de indigencia está en los 525 mil pesos. Imaginemos una familia que gana entre 650 mil y 700 mil pesos, de los cuales tiene que disponer para pagar el transporte, reponer una indumentaria, abonar una factura de luz o de gas y el remanente que le queda no le alcanza para comprar lo básico y elemental”, manifestó Romero.

Lo que fue cambiando

“Comenzamos a cambiar de primeras a segundas marcas y luego siguieron el reemplazo de proteínas por hidratos de carbono (carne por fideos), el achicamiento de porciones y el recorte de la ingesta diaria, que lo hace casi la mitad de la familia”, añadió.

Esta dramática situación está directamente relacionada con lo que se llama seguridad alimentaria.

 Esto quiere decir que aquellas personas que reemplazan alimentos o dejan de consumirlos ingresan en la avenida de la inseguridad alimentaria, que es la falta de nutrientes que se necesitan para llevar una vida saludable.

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