Hospital Rawson: denuncian que una paciente fue abusada tres veces por un enfermero antes de morir

Un nuevo y estremecedor caso de abuso sexual sacude al Hospital Rawson de Córdoba. Débora Cardozo, una mujer de 36 años que se encontraba internada en terapia intensiva por un cuadro de meningitis, denunció mediante señas y garabatos a su padre que había sido violada en tres ocasiones por un enfermero del turno noche. La víctima, quien falleció posteriormente en junio de 2024, logró escribir la palabra "violación" y mostrar con sus ojos quién era el presunto agresor.

Este impactante relato constituye la segunda denuncia por abuso sexual en el centro de salud ubicado en la Bajada Pucará. Gustavo Cardozo, padre de la víctima, decidió hacer público el caso tras conocerse una primera acusación de características similares en el mismo hospital. "Cuando yo me retiraba, mi hija tenía cara de pánico. No me soltaba la mano, no quería que me fuera".

Paciente denuncia abuso sexual en terapia intensiva del Hospital Rawson

La familia vivió momentos de profunda angustia durante la internación de Débora, temiendo incluso denunciar por miedo a represalias. "Podían borrar pruebas, podían dejar morir a mi hija, eso era lo que sentíamos, no sabíamos qué hacer", confesó Gustavo. Finalmente, después de que la víctima también le comunicara lo sucedido a su hermana, decidieron realizar la denuncia formal, que actualmente está siendo investigada por la Fiscalía de Instrucción de Delitos contra la Integridad Sexual de Córdoba, a cargo de Juan Ávila Echenique.

La tragedia de la familia no terminó con el fallecimiento de Débora. Apenas dos meses después de su muerte, su hijo de 6 años también falleció a causa de un shock séptico, según les informaron en el Hospital de Niños. El pequeño había entrado en un profundo estado depresivo tras perder a su madre y manifestaba su deseo de "irse con ella". "Estamos destruidos. Todavía tengo rabia y dolor", expresó el abuelo del niño.

Los dos casos de abusos sexuales denunciados en el Hospital Rawson han generado profunda preocupación en la comunidad cordobesa y plantean serios interrogantes sobre los protocolos de seguridad y supervisión del personal sanitario en los centros de salud, especialmente en áreas sensibles como las unidades de terapia intensiva, donde los pacientes se encuentran particularmente vulnerables y con capacidades limitadas para defenderse o comunicarse.